¿Podríamos llevarnos bien?

Parece que vivimos en un tiempo en es cada vez más difícil “llevarse bien” con la gente. Además, el significado de lo que es “llevarse bien” está cambiando. Sea que hablemos de religión, sexismo, racismo, homofobia o simplemente política a la antigua, vivimos en un tiempo en que se está perdiendo la civilidad.

“Pongan atención, lo único que quiero pedirles es: ¿Podemos llevarnos bien? ¿Podemos llevarnos bien? ¿Podríamos parar de arruinar la situación para la gente de edad y los niños? No está bien. No está bien. Nada vamos a cambiar, nada. Lograremos nuestra justicia… Por favor, somos capaces de llevarnos bien. Todos podemos llevarnos bien… Tratemos de que así sea. Logrémoslo… Tratemos de llevarnos bien”.

- Rodney King, llamando a la calma durante los motines de Los Ángeles (1 de mayo de 1992)

Esto no sólo ocurre en levantamientos violentos o en acciones de desobediencia civil. Ahora también es parte de la forma en que nos comunicamos. Muy pronto perdemos las riendas de nuestras discusiones y diálogos. No cuesta nada para que alguien diga: “el nivel de estupidez del otro lado…;” o: “su completa ignorancia”, y se armó la pelea.

¿Cómo abordamos la creciente falta de civilidad en nuestro país? ¿Cómo volvemos al aquel tiempo en que intercambiábamos ideas y pensamientos?

Para empezar, debemos considerar una pregunta fundamental: ¿Hablamos del encuentro cara a cara o de la comunicación a través de los medios sociales? Cuando se trata de los medios sociales, he llegado a la conclusión de que la respuesta es sencilla: no nos trabemos en discusiones. Mi práctica es que respondo a los mensajes unas dos veces, pero después pido que hablemos en persona. He hecho esto docenas de veces. Sólo dos veces alguien aceptó. Esto levanta la pregunta: ¿Cuál es el propósito de la conversación en línea? ¿Es intercambiar ideas o “ganar” un argumento? ¿Es convencer a alguien de una manera de ver un problema en forma distinta o avergonzar en público (confieso que soy culpable de mala conducta… de querer “ganar” más que aprender un punto de vista nuevo. Ningún lado del argumento tiene el monopolio). Es posible que en la historia de los medios sociales nadie jamás haya dicho: “Impresionante, nunca vi el problema desde ese ángulo. Gracias por abrirme los ojos y cambiar mi perspectiva. Gracias por hacerlo de una forma que no me avergonzó delante de otros. Estaba equivocado, perdóneme”. Si la conversación se torna conflictiva en un medio social, pregunte a la persona argumentativa si quiere ir a almorzar, tomarse una café o una cerveza para conversar. Si la persona se niega, simplemente dé término al encuentro y siga por su camino.

En cuanto a las conversaciones en la vida real, un amigo preguntó: ¿Deberíamos mostrar cortesía en todo tiempo? ¿Debemos ser civilizados con Nazis o con los que abusan de niños o gente peor (aunque es difícil imaginar gente peor que esta)? Hay un momento en que la civilidad salta por la borda (Mucha gente podría citar la ocasión en que Jesús echó del templo a los cambistas. Aunque concuerdo que hay momentos para actuar así, quisiera subrayar de que hay muchas más veces en que Jesús usó gracia y compasión con sus opositores).

Además, ¿quién decide que es civilizado o no? El Diccionario Merriam-Webster define la civilidad como una acción o expresión cortés. Lo que me hace preguntar: ¿Es denunciar la injusticia algo incivilizado? ¿Es insultar incivilizado? ¿Son las protestas civiles? ¿Es atacar el carácter de una persona o su forma de pensar? Y no nos olvidemos de preguntar: ¿Quién tiene el poder en la discusión para decidir cuándo cruzamos el límite de lo civilizado? ¿Debemos alguna vez sospechar de dicho poder?

Hace unas semanas cuando hablé de este tema, alguien citó a Walt Whitman: “Sé curioso, no prejuicioso”. Me gusta la cita, aunque estoy seguro de que algunos de los lectores piensan que ya se ha acabado el tiempo. También estoy consciente de que mis palabras vienen de un hombre blanco, sano, heterosexual y de mediana edad. La vida me ha regalado casi todo privilegio que el mundo ofrece, con la excepción de ser tremendamente rico (e incluso en este punto, si me comparo con muchas partes del mundo, soy rico). Muchos sienten que el tiempo para ser civilizado se ha terminado. Pero si vamos a poner de lado la civilidad, debemos hacerlo en forma estratégica y no sólo como un acto catártico. Steven Covey produjo dos frases útiles: “Primero busca entender” y “Empieza con un fin en mente”.

Lo único que yo agregaría a sus palabras es que hace unos 2,000 años otra persona dijo: “Ámense unos a otros como yo los he amado”.

Sé que todos podrán concordar con estas palabras.


Rev. Jerry Herships es conferencista, autor y fundador de After Hours Denver. Su libro LAST CALL: From Serving Drinks to Serving Jesus se puede obtener en Amazon y Westminster/John Knox Press, o visitando www.jerryherships.com. Actualmente trabaja en otro libro que aparecerá el año que viene y que tiene que ver con el tema de este artículo, a saber, cómo poner más amor en este mundo y conectarnos para el bien común.

[Publicado 10 julio, 2018]

 

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