Por Sonya Luna
Cuando miraba los Juegos Olímpicos, el año pasado, pensé en las cosas que nos unen como seres humanos. El deporte es una de las cosas que nos unen. En las Olimpiadas casi todas las naciones del mundo se reúnen para celebrar el deporte y competir. El público goza cuando alguien de su país gana una medalla o cuando cualquier atleta logra una proeza increíble. En las Olimpiadas, por dos semanas los atletas y la gente del mundo se olvidan de sus diferencias y juegan juntos.
Otra cosa que nos une es la música. Aunque preferimos diferentes estilos de música, hay un ritmo que nos une porque todas las personas en el mundo lo llevamos todo el tiempo: el ritmo de nuestro corazón. Mi madre es una sobreviviente de cáncer, y el otro día fuimos a un evento donde una señora nos enseñó a escuchar el ritmo de nuestros corazones. Tomé un minuto para escuchar el corazón de otra persona, y esa persona escuchó el de mi mamá. ¿Cómo va el ritmo?
Después la señora nos hizo tocar unos tambores con ese ritmo para que todos escucháramos el ritmo que nos conecta. En ese evento había gente de diferentes edades y procedencias pero el ritmo del tambor nos unificó. Me gustó mucho lo que la señora dijo ese día acerca de la música. Dijo que para hacer música no se necesita un intérprete, ya que la música sobrepasa los idiomas y las fronteras.
El arte es otra cosa que nos une. Me gusta mucho el arte. Mi esposo y yo vivimos cerca de la ciudad de Detroit, y hace unos meses lo llevé al Instituto de Arte de Detroit. Fuimos a ver un mural enorme del pintor Diego Rivera. Cuando entramos a la gigantesca sala, donde el mural cubre toda el área de las paredes, había muchas personas mirando el mural con asombro. El mural muestra una fábrica de carros como las que tenemos en Detroit. Aunque Diego Rivera era de México, trascendió fronteras y ahora su arte y su creatividad han inspirado a muchas personas de diferentes países e idiomas.
Hay muchas cosas más que nos unen, pero lo que más nos une es el Espíritu de Dios
El baile y la comida son otros ejemplos de cosas que nos vinculan. Cada año, en el mes de julio, en Oaxaca, México, hay una celebración que se llama la Guelaguetza. Es una celebración de baile y cultura, en la que gente de todas las regiones del estado se reúnen para ver sus diversos bailes y festejar. También nos junta la comida. El ejemplo principal de cómo nos une la comida está en la Biblia. Antes de que Jesús fuese crucificado reunió a todos sus discípulos para su última cena. En esta cena Jesús tomó el pan y el vino, y los bendijo como símbolo de su cuerpo y su sangre. Ahora cuando tomamos el pan y el vino nos acordamos de Jesús y somos uno con él.
Hay muchas cosas más que nos unen, pero lo que más nos une es el Espíritu de Dios, que nos llena de paz y nos guía. Nos enseña cómo amarnos unos a otros y nos da el valor para unirnos como seres humanos.
Es importante que pensemos en las cosas que nos unen, especialmente hoy que el mundo parece que se está dividiendo demasiado. Es importante recordar estas cosas en este día de guerras, genocidios y discriminación. Es importante recordar estas cosas cuando queremos mostrar a otros el amor de Dios y el camino hacia Cristo. Es importante recordar estas cosas cuando queremos crecer y crear nuevos ministerios e iglesias.
Tenemos que pensar en las cosas que nos unen, porque Jesús dijo "vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19). Entonces vayamos y unámonos con las de diferentes naciones y mostremos el amor y la misericordia de Dios.
--Sonya Luna, misionera hispana-latina de la Conferencia Anual de Detroit, [email protected]
el Intérprete, enero-febrero, 2009