Mamá lo sabe todo: consejos de Susanna Wesley de cómo criar a los niños

La mamá de Juan Wesley crio a sus niños en la fe. Foto por Kathleen Barry, Comunicaciones Metodistas Unidas.
La mamá de Juan Wesley crio a sus niños en la fe. Foto por Kathleen Barry, Comunicaciones Metodistas Unidas.

Pocas madres saben lo que es criar a 10 niños, tal como lo hizo Susanna Wesley.* Su hijo Juan, fundador del movimiento metodistas, publicó una carta en la que su madre le compartió sus “reglas principales” para la crianza.

Debido a que nuestro entendimiento del desarrollo de los niños ha cambiado en gran manera en los últimos 300 años desde que Susanna crio a sus pequeños, quizá no concordemos con todos sus consejos. Pero algunos todavía se sentirán como verdaderos el día de hoy.

Educación religiosa

Devocionales – “Tan pronto como aprendieron a hablar, a los niños de esta familia se les enseñó el Padrenuestro, que debían rezar al levantarse y al acostarse constantemente”, le recordó Susanna a su hijo Juan.

Adoración y música – Cuando los niños Wesley crecieron un poco, el día empezaba leyendo o cantando un salmo, leyendo un capítulo del Antiguo Testamento y diciendo una oración en privado, antes de desayunar. Después de la escuela, se juntaban de a dos para leer un salmo y un capítulo del Nuevo Testamento.

Domingo – Los domingos era días especiales en la casa de los Wesley. “Desde muy temprano en sus vidas, a los niños se les enseñó a distinguir el sábado de cualquier otro día”, escribió Susanna. “Se esperaba que participasen en las oraciones familiares que solían hacer usando señales antes de que pudieran hablar”.

Educación

Concentración – En la casa de los Wesley, de las nueve a las doce y de las dos a las cinco los niños eran educados, lo que era una prioridad para Susanna. “Es increíble todo lo que se le puede enseñar a un pequeño en la cuarta parte de un año si se hace con dedicación vigorosa”.

No se permiten tonteras – Susanna esperaba que los niños pusieran toda su atención durante las horas de clase. “No se permitía que se levantasen de sus escritorios o que saliesen de la sala que no sea por una buena razón. El salir corriendo sin permiso al patio, jardín o a la calle era una ofensa capital”.

Lectura – A cada pequeño se le enseñaba a leer a los cinco años, niños y niñas. Susanna hace notar: “Enseñar a las niñas a coser antes de haber aprendido a leer perfectamente es la razón de por qué pocas mujeres pueden leer de tal manera que sean dignas de ser escuchadas y nunca se les entiende”. No permitió que esto les suceda a sus niños.

Susanna Wesley observed a strict schedule with times for education, naps, meals, and bedtime. This clock, once owned by John Wesley, is on display at the Wesley family home in Epworth, England. Photo by Kathleen Barry, United Methodist Communications.

Susanna Wesley mantuvo un horario estricto de educación, siestas, comidas y tiempo para irse a la cama. Este reloj le perteneció a Juan Wesley y se exhibe en la casa de la familia Wesley, en Epworth, Inglaterra. Foto por Kathleen Barry, Comunicaciones Metodistas Unidas.

Orden y disciplina

Rutinas – La casa de los Wesley tenía un horario ocupado. “Los niños siempre tuvieron una forma de vida regulada”, escribe Susanna. Había tiempo designado para todo, siestas, educación, comidas e irse a la cama.

Autorregulación – Susanna estaba convencida de que “la voluntad propia era la raíz de todo pecado y miseria”, y trabajó duro para que sus hijos tuvieran autocontrol.

Refuerzo positivo – Susanna creía que “cada acción significativa de obediencia… debía ser alabada y recompensada con frecuencia”. Cuando un pequeño no da en el blanco, Susanna recomendaba que los padres dirigiesen al pequeño “dulcemente en cómo hacerlo mejor en el futuro”.

Disciplina – Susanna se esforzaba en aplicar disciplina apropiadamente cuando era necesario. “Uno debe pasar por algo algunas infracciones y otras deben ser reprendidas levemente”, escribe. “Pero ninguna transgresión deliberada será perdonada sin castigo, más o menos fuerte, según sea la naturaleza y circunstancias de la ofensa”.

Perdón – Susanna enseñó que un niño jamás debe ser castigado dos veces por la misma ofensa, y “si el niño enmienda su comportamiento nunca deberá ser reprendido por eso otra vez”.

Paz – “La familia usualmente vivió con tanta quietud como si no hubiera habido niños a su alrededor”, recuerda Susanna.

Dormir

Tiempo para irse a la cama – Se cenaba a las 6:00pm, y el proceso de irse a la cama empezaba a las 7:00pm con el más pequeño. Todos estarían en cama a las 8:00pm, sea que estuviesen listos para dormir o no. “En nuestro hogar no se daba eso de sentarse junto al pequeño hasta que su durmiese”, escribe.

Siestas – Los pequeños tenían un horario de siestas. “Esto era para que tuviesen un curso regular de descanso”, dice Susanna.

Comidas y cena

Comidas – La hora de comer era tiempo para la familia. Cuando los niños eran pequeños, “se colocaba su pequeña mesa y sillas junto a la nuestra”, recuerda Susanna. Los niños debían estar cerca para ser supervisados. Los niños pasarían a la otra mesa “tan pronto como pudieran usar un tenedor y cuchillo”.

No a los bocadillos – “Jamás se permitió comer o beber entre comidas”, cuenta Susanna, “a menos que fuese por alguna enfermedad, lo no ocurría a menudo”.

Escoger lo que uno come – Susanna esperaba que los niños comiesen lo que se les servía. “Jamás se les permitió que escogieran lo que querían comer, pero siempre se les exigió comer lo que la familia proveía”, escribe Susanna.

Medicina – “Estaban tan acostumbrados a comer y beber lo que se les daba, que cuando uno se enfermaba no era difícil hacer que tomara la medicina más desagradable”.

Modales

Lenguaje cortés – Los niños jamás recibirían algo “que pedían gritando, y se les instruía que fueran corteses al pedir algo”.

No a la mentira – Susanna creía que los niños se sentirían inclinados a mentir si temían castigo. “Para evitarlo”, razonaba, “creamos una ley que decía que si alguien era acusado de una falta de la cual era culpable, no sería castigo si confesaba su falta y prometía enmendarse”.

Respeto a la propiedad – A los niños Wesley se les enseñó a que no tomaran lo que no les pertenecía, incluso “lo más mínimo, aunque tuviese el valor de un cuarto de centavo, ni siquiera un alfiler. Sin el permiso o consentimiento del dueño, no se debía tomar nada”.

Un hijo lleno de admiración por su madre

Juan Wesley compartió este consejo de su madre en una publicación. En su diario reflexionó en su muerte, el día de su funeral, el 1 de agosto de 1742. Wesley pensó que estos consejos ayudarían a quienes tenían una “familia numerosa”.

La devoción que Susanna demostró a su y a su familia claramente formó el carácter de su hijo, e impactó la vida de mucha gente.

*Susanna Wesley dio a luz a 19 hijos, incluyendo a dos mellizos. Desafortunadamente, nueve de ellos murieron de muy pequeños.

Joe Iovino trabaja en UMC.org, en Comunicaciones Metodistas Unidas. Contáctese usando el email: [email protected] o llamando al 615.312.3733.

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