La ansiedad y una de las lecciones más duras de Jesús

See, does not God care for the birds of the field?
See, does not God care for the birds of the field?

Es irónico que uno de mis pasajes favoritos de la Biblia sea el más difícil de practicar. ¿Te identificas con este sentimiento?

Creo que una de las lecciones más difíciles de aprender de Jesús es su enseñanza de que no debemos preocuparnos. Si te pareces a mí, la ansiedad es como parte de ti. Es más fácil tan solo hablar de la lección sobre la ansiedad y la fe que ponerla en práctica. La lección viene de este pasaje:

Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? ¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas (Mateo 6:25-34, NVI)

Todos nos preocupamos y experimentamos ansiedad, pero no lo hacemos de la misma forma. Algunas personas están más inclinadas a preocuparse, quizá hasta sientan que es parte de su personalidad. Otros solo sienten temor y preocupación cuando algo malo ocurre.  

Yo caigo más del lado de la ansiedad como parte de mi personalidad. Cuando era niña, empecé a tener ataques de ansiedad en forma regular. Un terapeuta me recomendó practicar yoga, lo que me ayudó a controlar mi ansiedad. Creo que no solo fue la práctica de centrarme en mi respiración, cuerpo y mente, sino que la gente que conocí en las clases me infundió confianza.

Pero desde que me gradué de la universidad y empecé mi carrera, empecé otra vez la batalla contra la ansiedad. Empezar este nuevo capítulo de mi vida como una persona adulta independiente ha sido abrumador y la preocupación se apodera de mí. Cada vez que uno enfrenta un desafío o empieza algo nuevo, la ansiedad muestra su feo rostro.

El otro día vi un video de una persona entrevistando a gente jubilada de 60, 70 y 80 años. Les preguntó si tenían algún remordimiento en su vida y si tenían algún consejo para los jóvenes. La respuesta de una señora resonó más conmigo, porque dijo que ella le aconsejaría a los jóvenes de que no se preocupen tanto. “No piensen demasiado y confíen de que todo va a salir bien”.

Fe y preocupación

El consejo de no preocuparnos no es necesariamente una exhortación religiosa. Cualquier persona te puede decir “No te preocupes” o “Aquí te traigo algo para que alivies el estrés”. Sin embargo, creo que como cristianos, cuando llevamos nuestras preocupaciones a Jesús, no solo aliviamos el estrés físico sino espiritual.

La parte que más me gusta del texto que citamos es cuando Jesús dice “¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?” La respuesta obvia es “nadie”. De hecho, hoy sabemos que la preocupación no solo no resuelve problemas, sino que daña nuestro cuerpo físico. La ansiedad mata, pero Jesús nos salva.

Así como todos experimentamos la ansiedad de maneras distintas, también tenemos diversas maneras de lidiar con ella. Algunos consumen en exceso, o analizan en exceso o caen en un parálisis de análisis. La ansiedad te puede hacer sentir que estás atascado o aislado. La ansiedad es lo opuesto a Jesús. Mientras que la ansiedad daña, Jesús trae vida. Mientras que la ansiedad te derriba, Jesús te levanta. Mientras que la ansiedad te desanima, Jesús te da esperanza. Cuando la ansiedad te trae oscuridad, Jesús te da la luz.

En Mateo 6:25-34, Jesús nos comparte una hermosa ilustración de la creación de Dios, atestiguada a través de las aves y las flores. Jesús nos recuerda que somos parte de la creación y que somos lo más valioso para Dios. El preocuparse es lo opuesto a confiar. Cuando ponemos nuestras preocupaciones en manos de Dios y confiamos que Dios cuidará de nosotros, entonces no tenemos por qué preocuparnos. Si Dios mantiene el universo funcionando, entonces Dios podrá hacerse cargo de lo que nos preocupa.

Madison Myers se graduó de la Universidad de Tennessee, Chattanooga, con un título en Mercadotecnia. Madison ha viajado a la mayoría de los parques nacionales de nuestro país y su meta es visitarlos todos.

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