Como parte del pacto bautismal que establecen con la Iglesia Metodista Unida, los nuevos miembros prometen participar fielmente en la congregación local a través de sus oraciones, presencia, dones, servicio y testimonio. ¿Pero cómo se moverán de las palabras que profesan a realmente vivir sus votos? En una serie de cinco partes, examinaremos cada aspecto de los votos de membresía y veremos cómo los metodistas unidos pueden responder al llamado de servir a Cristo a través de la iglesia local.
Antes de su confirmación en la Iglesia Metodista Unida Broadway (Indianapolis), los candidatos reciben regalos de la familia, amigos y clero. Pero no son presentes que ellos aceptan.
En una comida especial en su honor, se revelan los dones espirituales de cada joven.
En la Iglesia Metodista Unida Broadway, en Indianápolis, los candidatos a la confirmación son honrados en comidas especiales en las que la familia y los amigos comparten los regalos que ven en cada joven. Aquí se celebra a Montez Martínez, a la derecha, junto con el hermano Michael, a la izquierda, y el amigo de la familia David Gulley. La foto es cortesía del Rev. Mike Mather.
Uno por uno, cada invitado se pone de pie y menciona los dones de Dios que cree ver en la vida de los candidatos. Especifican los atributos que hacen de esa persona una persona especial.
“Entonces se le pide a cada joven que diga lo que piensa es el don de Dios en su vida”, dice Mike Mather, pastor titular de Broadway.
La meta es ayudar a estos candidatos a la confirmación a que entiendan cómo podrían usar los dones de Dios en la iglesia local y en la comunidad, para beneficio del mundo.
“Una vez que todos le dicen a los jóvenes los dones que ven en ellos, el asunto se pone más interesante y enriquecedor cuando llegamos a lo que los jóvenes dirán”.
Antes de la imposición de manos, dice Mather, me vuelvo hacia la congregación y pregunto si alguien quiere sumar sus propios dones a los de los jóvenes para así multiplicar las bendiciones de Dios.
Como parte del pacto bautismal, los metodistas unidos prometen participar en la congregación con sus oraciones, presencia, dones, servicio y testimonio. Aunque el término “dones” muchas veces se entiende como “dinero”, realmente abarca mucho más.
“No se trata solo de dinero sino de la totalidad de la vida. Incluye nuestros dones espirituales. Incluye nuestros talentos. Incluye todo lo que hemos recibido de otros. Lo ofrecemos todo a Dios”, dice el Rev. Taylor Burton-Edwards, que fuera director de recursos de adoración en Ministerios de Discipulado. “¿Cómo es que tu vida se convierte en un cauce que comunica los abundantes dones que Dios te dio a ti y al mundo a través de ti?”
Burton-Edwards dice que es muy importante que los líderes de la iglesia le pregunten a los miembros de la iglesia con qué dones pueden contribuir, para que así los líderes puedan dilucidar la mejor forma de usar el tiempo y talentos de los miembros.
No se trata de simplemente colocar a la gente dentro de comités que la iglesia ya tiene, sino que se trata de poner los dones de los miembros de la iglesia a trabajar de formas nuevas.
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En la IMU Broadway, esta idea cambió los ministerios de la iglesia. Mather dice que los programas de la iglesia en relación a su misión por lo general se basan en las necesidades de la gente, no en sus dones.
“Eso no es lo que realmente creemos. Eso no es lo que dicen nuestros votos bautismales. ¿Por qué tratamos a la gente de esa forma? Así que, decidimos dejar de preguntarle a la gente por sus necesidades, y empezamos a preguntarles cuáles era sus dones”.
Mather afirma que la iglesia no “sirve” a la gente de la comunidad, sino que “pasan el rato” con la gente. Comparten comidas y hablan de lo que los apasiona.
“Encontramos que las personas que pensábamos tenían necesidades, en realidad se les necesitaba. Tenían algo que ofrecer. Así que no sólo recibimos sus dones sino que encontramos formas de celebrarlos”, dice Mather.
Agrega que el conectar a la gente con los dones que comparten y el edificar sobre esos dones puede producir grandes cambios en la comunidad.
Lo que llevó a Ridge Pilcher a unirse a la los metodistas unidos fue la oportunidad de producir cambios. Hace seis años esta mujer de 78 años se hizo metodista unida a causa de su finado esposo que fue metodista unido por muchos años. Su esposo sabía que a ella le gustaría el nuevo pastor de la Iglesia Metodista Unida Havre De Grace, en el condado de Hartford, Maryland. Y así fue.
Pilcher también se sintió atraída por el llamado que Wesley hizo al compromiso social. Aunque siempre estuvo involucrada en asuntos de justicia social, se sintió llamada a continuar dicha labor cuando se jubiló como enfermera del sistema de salud para necesitados de Baltimore.
Pilcher considera que tiene el don de sanar y en Havre De Grace encontró varios ministerios que la atrajeron. El haber tenido dos hijos que lucharon con problemas de adicción le ayudó a ver la importancia de ofrecer compasión y apoyo a quienes sufren de adicciones.
“Se trata de entender y aceptar a la persona como un todo. Se trata de encontrar a la persona donde ella se encuentra para amarla, y eso produce el cambio. Así es como se produce la sanidad. Cuando alguien sufre de una enfermedad devastadora o tiene una terrible experiencia, cuando están sin hogar o son esclavos de las drogas, necesitan el amor sanador que podamos ofrecer. Si realmente amas a Dios, amarás a la gente. Así es como vivo. Eso es lo más importante”.
Es cierto que la mayordomía es más que un asunto de dinero, pero la responsabilidad financiera es parte importante del esquema. Los líderes de la iglesia necesitan hablar a sus miembros acerca de que deben ser mayordomos fieles y de la práctica de ofrendar. No demos por sentado que la congregación no quiere oír sermones sobre la mayordomía.
“Lo que la investigación ha revelado es que dos o tres personas chillonas dicen ‘no quiero oír hablar de dinero en la iglesia’. Y los pastores creen que esa opinión representa la opinión de la mayoría de la iglesia, cuando lo cierto es que la mayoría de los laicos creen que necesitamos entender la contribución de dinero como una disciplina espiritual. Necesitamos entender que el dar es una forma de crecer en la fe”.
Burton-Edwards dice que si los metodistas unidos logran mirar más allá de “dar a regañadientes el 1.8 por ciento de sus ingresos al presupuesto de la iglesia cada año”, podrán experimentar crecimiento espiritual. Sus dones de tiempo, dinero y talentos pueden usarse en formas que jamás imaginaron.
“Como dijo Jesús, ‘donde está tu tesoro estará tu corazón’. La mejor inversión que podemos hacer es a favor del avance del reino de Dios en el mundo”.
Julie Dwyer es una escritora y editora de Comunicaciones Metodistas Unidas. Escriba a [email protected].