Sentirse Bienvenido
Uno lo sabe cuando lo siente. Y más importante, uno también lo sabe cuando no lo siente.
Algunos metodistas unidos desplazados están aprendiendo cómo se siente el ser aceptado y seguro en su búsqueda de una nueva iglesia después de que sus congregaciones votaron desafiliarse de la denominación. Lo que están aprendiendo podría ayudar a quienes desean ofrecer una hospitalidad radical en la iglesia.
‘Déjeme mostrarle dónde está el ascensor’
Martha Whitley, de 86 años, visitó la Iglesia Metodista Unida Mt. Sterling después de que su congregación se desafilió de nuestra denominación. El primer domingo que visitó la iglesia, se dio cuenta de que para llegar al santuario debía subir las escaleras.
Cuando entró en el nártex, un ujier la saludó, le preguntó su nombre y amablemente le mostró dónde estaba el ascensor que la llevaría al santuario.
“Por ahora tengo bastante movilidad, pero me alegra saber dónde está el ascensor si lo necesito en el futuro”, comparte Whitley. “No fue ofensivo que me ofrecieran ayuda, si la necesitaba”.
Whitley dice que su anécdota sobre el ascensor es un ejemplo del espíritu hospitalario de la IMU Mt. Sterling, la cual es una congregación Estrella del Norte de la Conferencia Anual Ohio Oeste, lo cual significa que está comprometida a permanecer dentro de la Iglesia Metodista Unida.
Whitley se hizo miembro de la IMU Mt. Sterling, como lo ha hecho más de una docena de personas que se hicieron miembros en los últimos meses.
Extendiendo una cálida bienvenida
June Allen a menudo usa el término “cálida” cuando describe su experiencia en la Iglesia Metodista Unida Scioto Ridge, otra congregación Estrella del Norte. Allen, de 83 años, dejó la iglesia a la que asistió por 50 años cuando votó desafiliarse.
“Fue una cálida bienvenida”, reitera Allen en cuanto a por qué ella y su esposo decidieron unirse a la IMU Scioto Ridge. Ahora se mantienen activos en el grupo de personas mayores. Además, June es miembro del grupo de la iglesia, Mujeres Unidas en la fe.
“Es la primera vez en mucho tiempo que tengo ganas de ir a la iglesia”, admite Allen. “En el pasado, sentía que ir a la iglesia era una obligación de la forma en que me criaron”.
Por otro lado, Lynne Anthony, 80 años, también testifica de su experiencia en la IMU Mt. Sterling: “Los miembros de la iglesia se aseguraron de comunicarnos cuán felices estaban de que hayamos decidido visitar la iglesia y de que esperaban que nos haríamos miembros. Nunca nos hicieron sentirnos como extraños en ninguna manera”.
“Realmente no puedo enfatizar lo suficiente cuán serviciales y acogedores han sido el clero y el laicado en estos tiempos difíciles, porque es muy duro tener que dejar la congregación a la cual uno asistió por tantos años”, declara Anthony. “Todos son muy auténticos y no buscan impresionar a nadie”.
La clave es la aceptación
Cuando Joan Hardin buscó una nueva iglesia, su prioridad era ser aceptada.
“Me sentía como si hubiese perdido a una antigua amiga”, dice Hardin acerca de haber tenido que dejar su iglesia después de la desafiliación. “Sabía que lo que quería era una iglesia que aceptase a toda la gente. Quería asistir a una iglesia que compartiera los mismo valores que tengo”.
“Al entrar a Mt. Sterling, la gente me habló y me sonreía. Me sentí en casa”.
“Nadie me preguntó acerca de mi teología o ideología”, dice Brian Ream, que se unió a la IMU Mt. Sterling, junto a su esposa Becky. Ream fue bautizado en la iglesia metodista hace 68 años y quería unirse a una iglesia que practicase las 3 reglas de Wesley: No hagas daño. Haz el bien. Ama a Dios. También buscaba un lugar con iniciativas de hospitalidad radical.
“Hubo un tiempo en que sosteníamos los principios de ‘Corazones abiertos. Mentes abiertas. Puertas abiertas’, pero esas cosas desaparecieron en mi otra iglesia”, comparte Ream. “En Mt. Sterling me siento aceptado tal como soy”.
Crystal Caviness trabaja en UMC.org, en Comunicaciones Metodistas Unidas. Contáctese por email o llame al 615-742-5138.